lunes, 23 de junio de 2014

En mi casa tengo muchos amigos silenciosos.




Si tomo en mis manos un libro de los estantes de la biblioteca y abro la tapa como si fuera una puerta, me asomo a su primera página y comienzo a andar un camino que me lleva a conocer otros lugares otras personas, otras costumbres.
Es un camino que recorro leyendo palabras que me hablan de sabiduría, de sentimientos, de paisajes, de fantasía.
Hay personajes que me invitan a ser mejor persona, que me muestran cómo es el amor y la valentía, la honestidad, el perdón, el dolor y la alegría.
Cuando leo no me doy cuenta de que el tiempo pasa y estoy profundamente sumida en ese mundo mágico de las palabras.
Guardo mis libros en anaqueles y sé que al abrirlos me espera en cada uno un amigo para reiniciar en su compañía un viaje que acabará con pena al dar vuelta su última página.
Mí biblioteca es un lugar especial, de maravilla donde me esperan ideas y emociones, cuentos y poesías.
La amistad con los libros nació en mi infancia para durar toda la vida.
Beatriz Capizzano

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