jueves, 29 de mayo de 2014


El niño y el mapamundi:



Vivía preocupado un científico por los problemas que agobian al mundo. Pasaba días encerrado en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de siete años, invadió su laboratorio decidido a ayudarlo en su trabajo. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que se fuera a jugar a otro lado, ya que el niño no se iba, buscó algo para poder entretenerlo.
De repente tomo un mapa-mundi y con una tijera recorto el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta adhesiva, lo entrego al hijo, diciendo: Como a ti te gustan los rompecabezas, entonces voy a darte el mundo para que lo puedas arreglar. Aquí tienes el mundo todo roto y destrozado. Mira como puedes arreglarlo. ¡Hazlo todo solo!
El científico calculó que al niño le llevaría días para arreglar el mapa hecho pedazos. Algunas horas después, escucho la voz del hijo que lo llamaba diciendo: ¡papá ya armé el rompecabezas! Al principio el padre no le creyó. Pensó que a la edad de su hijo seria imposible arreglar un mapa que jamás había visto. 
Entonces levanto sus ojos para ver el trabajo realizado por su hijo, seguro que vería un trabajo digno de un niño. Sin embargo, para su sorpresa, el mapa estaba completamente armado. Todos los pedazos habían sido colocados en sus sitios. ¿Cómo es posible ¿cómo lo conseguiste?
Si tu no sabias como era el mundo ¿Cómo lo lograste hijo?
El niño respondió:... papá, es cierto no lo sabía, pero miré del otro lado y estaba la figura de un hombre. Cuando tu me diste el mundo para arreglarlo, yo intente pero no pude. Pero conocía al hombre y sabia como era. Cuando termine de arreglar al hombre di vuelta a la hoja y el mundo ya estaba arreglado!

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